martes, 29 de noviembre de 2022

 

VIVIR MÁS ALLÁ DE LA VIDA

 

Una primera intención, le daba al presente escrito el título de «Vivir más allá de la existencia», pero me pareció un sinsentido diferenciar la vida de la existencia, cuando la segunda es solo el transcurso de la primera, ya que no se puede dar la existencia sin la vida y la vida no se comprende sin la existencia. Aunque el tiempo en que se desarrolla la vida dure menos de un segundo fuera del vientre materno, o, simplemente se agote el tiempo antes de su expulsión, en cualquiera de los casos, la existencia solo es la manifestación corpórea de la propia vida. Lo que interesa entender es la trascendencia de la vida, ya hubiésemos colaborado en construirla o ya nos hubiésemos dejado llevar por ella. En todo caso, la vida debe ser reflexionada, debemos ir más allá de la vida misma. Y para ello, juega un papel importante la memoria; la personal y la colectiva. Hace más de dos años falleció mi padre, don Ismael Javier Carrasco Mendoza, con 93 años cumplidos. Estuvo consciente el día de su cumpleaños –murió seis días después-, un 22 de agosto del año 2020, para luego encerrarse en su conciencia y empezar el proceso de autodestrucción. La pérdida de conciencia no es más que el olvido personal de sí mismo. Abandonamos la dimensión de nuestro vivir, en el que compartimos con los demás las apariencias que hemos ido coleccionando, para enfrentarnos a nuestra propia imagen, perdiéndonos en la soledad de nuestros recuerdos. Mi papá no dejaba de contarme sus historias, claro está, desde su perspectiva e intereses, pero esos seis días en que transcurrió su existencia, se mantuvo en silencio, con los ojos cerrados, sin quejarse, gastando la última carga de oxigeno que podía adquirir de su entorno. Se fue escondiendo de a pocos. Y si bien dejó de existir en este plano material, es mi deber lograr que su vida no desaparezca. Por eso me pareció mejor titular el presente comentario como «Vivir más allá de la Vida». Mi papá vive en los recuerdos que dejó, en las historias que me contó. Y le daré gracias al Altísimo si llego a alcanzar ese beneficio, vivir más allá de mi vida, luego que deje de existir.

San Martín de Porres, 29 de noviembre de 2022.